A
fogueira dança selvagem, rugindo entre os troncos secos, labaredas
lambendo o céu escuro. Florestas, outrora verdes, tornam-se cinzas e
desertas, silêncios quebrados por estalos ardentes. Animais correm com
olhos assustados, buscando refúgio entre pedras quentes. Casas antigas de telhados incendiados, memórias consumidas pelo calor voraz. Fumaça
espessa envolve montanhas, carregando cheiro acre e lembranças de verões
antigos. Ventos traidores espalham fagulhas, pincelando destruição em
cada encosta e vale. Homens e mulheres correm: baldes,
mangueiras, coragem em mãos trémulas. No horizonte, o sol luta para
aparecer, apagado pelo manto alaranjado. Cada brasa leva fragmentos de contos, sonhos, histórias ancestrais. A natureza refaz-se lentamente,
promissora, regenerando-se após a chama. (Dinâmica: 111 palavras, começa com A e acaba com a, sem verbo ter e ser)
Hay un Manzanares perdido en el tiempo, oculto en el diáfano trazado de sus calles, entre los muros de sus casas encaladas de sol y peinadas con forja. Está el Manzanares imaginado incluso antes de que existiera, cuando en su lugar confluían distintas calzadas romanas o, posteriormente, cuando sus tierras servían de pasto para el ganado de la Mesta. El sacerdote Inocente Hervás y Buendía ya escribió en el siglo XIX que en el término de Manzanares existen al menos dos puntos de posible poblamiento prehistórico, el Pozo de la Raya cercano al del Ciervo y las ruinas existentes en el camino de Membrilla. A igual distancia de la villa manzanareña y de Membrilla, se cree que se alzó Iyuzun, de donde se sacó el 26 de octubre de 1841 un pequeño ídolo de piedra de medio cuerpo; asimismo es posible que corresponda a la época anterromana el castillejo de La Mesnera. Castillo de Pilas Bonas Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora Centro Cultural "Ciega de Manzanares" Ermita Virgen de ...
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